Cuando todo pierde sentido: cómo reencontrar tu luz interior

Hay etapas en la vida en las que todo se detiene.

Las cosas que antes te ilusionaban pierden tono y color.

Lo que dabas por seguro se tambalea.

Y entonces aparece una sensación extraña.

No es tristeza ni cansancio…

Es un vacío más profundo, una llamada silenciosa del alma pidiendo descanso, espacio y sobre todo autenticidad.

Surgen interrogantes como setas  ¿Quién soy? ¿A dónde voy?.

A veces la mente lo interpreta como una crisis…pero en realidad es un tránsito hacia un nuevo nivel de conciencia.

La etapa anterior ya ha culminado, no da más de sí y nuestra alma nos empuja a avanzar.

Nos invita a soltar una forma de ser que ya no te representa y que pesa como una losa.

Soltar para que pueda nacer otra, más auténtica, más tuya.

En teoría parece fácil. Pero en la práctica no lo es.

Son noches oscuras del alma donde el proceso puede ser confuso: la luz parece apagarse y solo quedan preguntas.

Yo también estuve ahí.

Atravesé esa noche oscura del alma en la que la vida parece quedarse sin dirección, donde nada encaja y todo duele porque parece que algo interno se ha roto.

Hasta que entendí que no había nada roto. Ya no tenía que luchar ni remar contra corriente. Sólo tenía que soltar y dejarme fluir en el río de la vida, con fe, con confianza en el Universo.

En ese silencio interior, algo empezó a moverse. Descubrí que la oscuridad no viene a castigarnos, sino a transformarnos, a mostrarnos lo que habíamos olvidado.

Y poco a poco, la claridad regresó. No como un destello vistoso repentino, sino como una luz suave de una vela dentro de un templo que aunque sea pequeña ilumina toda la planta.

Lo que aprendí de ese tránsito

Aprendí que no siempre hay que entender, que la sanación no es un acto mental sino un regreso al alma.

Que cada persona perdida tiene su propio ritmo para reencontrarse y que acompañar en ese proceso no es dirigir, sino sostener.

Por eso, hoy mi papel no es decirte cómo salir de la oscuridad, sino caminar contigo mientras la atraviesas, hasta que puedas ver tu propia luz.

Soy la guía que acompaña sin imponer, la que ya ha caminado la noche oscura del alma y puede sostener ese tránsito desde la experiencia, no desde la teoría.

Cómo puedo acompañarte

En mis sesiones, combinando la Terapia Energética LNT®, las Lecturas de Registros Akáshicos y el acompañamiento canalizado, trabajo contigo para que puedas:

• Comprender el sentido profundo de lo que estás viviendo.
• Liberar emociones y bloqueos que te impiden avanzar.
• Recuperar la conexión con tu sabiduría interior.
• Sentir calma, propósito y presencia en tu vida.

No soy sanadora. Soy acompañante. Te acompaño a recordar tu propia capacidad de sanar y comprender.

Mi misión es sostener ese espacio en el que la luz vuelve a sentirse, cuando ya creías que se había apagado.

¿Te sientes pérdida? Te acompaño

Si estás en ese momento en el que todo parece perder sentido, respira. No estás sola. Te acompaño.

Tu alma sabe hacia dónde va, aunque tu mente aún no lo entienda. La oscuridad no es el final del camino, es la puerta hacia una comprensión más profunda de ti misma.

Y cuando llegue el momento, la luz regresará. No porque alguien te la dé, sino porque tú recordarás que siempre estuvo dentro de tí.

«He acompañado a muchas almas en ese punto en el que todo parece perder sentido, y cada una de ellas me recuerda que no hay oscuridad que no esconda un aprendizaje profundo.
Si estás transitando una etapa así, no necesitas hacerlo sola.
Si te apetece, te acompaño como una presencia que te sostenga mientras la vida se reordena, alguien que te ayude a mirar con otros ojos lo que ahora parece caos y te ayude a entender tu proceso»

En mis sesiones, creo un espacio de calma, de escucha y ede nergía viva donde puedas volver a conectar con lo esencial.
Desde ahí, la claridad llega por sí sola, y el alma recuerda su rumbo.

Te acompaño desde el respeto, la ternura y la experiencia de quien también caminó sin ver el camino.

Porque el alma no se pierde.

A veces solo necesita que alguien la acompañe a recordarse.

María Martínez-Terapeuta del Alma en Madrid