Aprendí a escuchar lo que no quería oír – Terapia energética y acompañamiento del alma en Madrid

ilustración de María Martínez, terapeuta del alma en Madrid, con estilo artístico suave y aura luminosa, representando la energía y conexión espiritual de Registro del Alma

Aprendí a escuchar lo que no quería oír

Durante mucho tiempo confundí el silencio con vacío.
Pensaba que si no pasaba nada afuera, era porque algo iba mal.
Me angustiaba el espacio entre una etapa y otra, entre una respuesta y la siguiente.

Hasta que la vida me hizo parar.
Y en ese silencio… empezó a hablar lo que yo no quería escuchar.

 

Cuando el cuerpo habla más alto que la mente

Al principio no entendía nada.
Solo sentía cansancio, una presión interna, una necesidad de retirarme del ruido.

Pero insistía en seguir.
En hacer. En cumplir. En sostener.

Hasta que mi cuerpo empezó a hablar por mí.
Dolores, bloqueos, insomnio.
Era como si algo dentro dijera: “para ya”.

Y por primera vez no tuve fuerzas para acallar esa voz interna.
Tuve que quedarme quieta… mirarla, escucharla.
No solo oírla.

No era castigo.
No era fracaso.
Era la vida pidiendo espacio para realinearse conmigo.

 

Escuchar no siempre es agradable

¿Qué pasa cuando lo que escuchamos no coincide con lo que nos gustaría oír?

Esa relación que no encaja de forma natural, sino a presión.
Ese trabajo que ya no tiene sentido, por más justificaciones que le busques.
Esa parte de ti que se resiste a seguir repitiendo lo mismo una y otra vez.

Escuchar duele, claro que sí.
Porque implica reconocer la verdad. Quitarse la venda.

Y la verdad, a menudo, desmonta la historia que tan cuidadosamente habíamos construido para encajar.

Pero te aseguro que detrás de ese primer dolor hay una paz muy honda.
Una claridad que no viene de pensar, sino de sentir.

Y cuando sientes esa calma, sabes que no quieres regresar a lo anterior.
Que vas a seguir adelante, porque es el único camino veraz.

 

Lo que descubrí

Cuando dejé de buscar respuestas y empecé a escuchar de verdad —no con las orejas, sino con el corazón— algo cambió.

Y vaya si cambió.

Ya no necesitaba entenderlo todo.
Solo necesitaba estar presente.

Descubrí que el alma, si la dejas libre, siempre sabe hacia dónde ir,
aunque la mente aún no lo comprenda.

Y que cada silencio tiene su sentido.
Cada pausa, su medicina.
Cada tropiezo, su aprendizaje.

Escuchar no es pasividad ni pérdida de tiempo.
Es otro tipo de “hacer”, sin que el cuerpo entre en acción.

Escucharte es un acto profundo de amor hacia ti mismo.

 

¿En qué momento vital te encuentras?

Si sientes que algo en ti se agita, que hay una voz interna que pide ser escuchada,
quizás no necesites soluciones ni respuestas inmediatas.

Quizás solo espacio.
Y presencia.

A veces, la verdadera sanación empieza
cuando dejamos de huir del silencio.

Estoy aquí para acompañarte en ese regreso.
Con el corazón abierto.
Desde el alma.

— María Martínez
Terapeuta del Alma en Madrid

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María C.
Terapeuta capacitada LNT, lectora de Registros Akáshicos, Astróloga y Coach emocional.

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